Históricamente, se cree que los olivos llegaron a Galicia con los romanos, que venían a buscar nuestros tesoros y que nos trajeron el dorado del aceite. Desde ese momento, en Galicia el cultivo del olivo y la elaboración del aceite se convirtieron en algo tradicional.
Posteriormente, durante la época de los Reyes Católicos, el cultivo de los olivos empezó a desaparecer en Galicia, ya que, por orden de los monarcas, se cortaron muchos de los árboles que aquí había. No se sabe si esta decisión la tomaron por un castigo hacia Galicia, por la revuelta de los “Irmandiños” o por favorecer otras zonas del sur que querían que se repoblaran tras la conquista.
Los olivos que sobrevivieron a esta tala ordenada por los Reyes Católicos, fueron cargados con tasas que le impuso el Conde Duque de Olivares, el cual quería favorecer a la zona de Sevilla. Esto, unido a las guerras y malas cosechas, impedía el pago de los impuestos a este tipo de productos, lo que hizo que mucha gente se pasara a otro tipo de cultivos como el maíz y la patata, abandonando la producción de aceite.
En la actualidad se está recuperando el cultivo de los olivos y la producción aceitera, industrial y artesana, en Galicia. Cada año se realizan más plantaciones de olivo para la posterior elaboración de aceite.
En Almazara da Man da Moura mantenemos la manera artesanal de producción de aceite.